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Esta entrevista fue publicada previamente en nuestra revista hermana CasaLife. Inspirados por la impresionante fotografía de Miriam Calzada y su compromiso de compartir el cambiante paisaje ambiental de la República Dominicana con los ciudadanos cercanos y lejanos, nos detuvimos en su casa de Santo Domingo para ver mapas de las áreas que ella misma traza y escuchar su determinación de incitar al cambio. Esta entrevista cobró vida:
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Durante las últimas dos décadas, ha viajado por toda la República Dominicana capturando sus misteriosos rincones, árboles más antiguos y, más recientemente, ríos impresionantes. Con tantos detalles desconocidos sobre el paisaje del país, Miriam Calzada sale con su Hasselblad en mano y trae las áreas remotas de la isla a nuestra puerta. Para muchos de nosotros, ella es nuestros ojos, ofreciendo una ventana a lo desconocido, y una conciencia sobre el efecto de la humanidad sobre la naturaleza. Desde que publicó su libro “Pacto con la Tierra” en 2006, Miriam se dio cuenta de lo pobre que es nuestro conocimiento de los ríos, su peligro de extinción por la contaminación, la deforestación y la escasez de agua. Así se realizó “Pacto con las Aguas”, un viaje magnífico, en gran parte inexplorado, donde ha subido las montañas y acampado bajo el vasto cielo para desvelar y elevar la santidad de la naturaleza.

“Vivir en la ciudad es fácil olvidarse del silencio, pero tiene una energía enriquecedora.” – Miriam Calzada
¿Cómo se formó su primer libro “Pacto con la Tierra”?

Hace años, cuando dejé a mis hijos en la escuela, empecé a viajar. Salía de viaje cada semana, a veces contactaba helicópteros. Iba a recorrer la isla y volvía; nunca se daría cuenta que estaba en Bahía de las Águilas una mañana y estaría de vuelta en la capital almorzando con mis amigos la misma tarde. Lo estaba haciendo sin plan, volviendo a mi fotografía. La estaba pasando muy bién. Yo era amiga de un arquitecto, Micky Villa, que marcó una época de arquitectura en este país, y fue él quien me animó a entrar en el mundo del arte.
¿Es la misión de “Pacto con las Aguas” sensibilizar y educar a los dominicanos sobre la conservación del agua?
Me preocupa la palabra educar; con este libro primero estoy creando una conciencia, y mostrando a los espectadores lo que está allá afuera que no están viendo. Supongo que concientizar es una forma de educación. A veces vuelvo de un viaje fotográfico y estoy llena con toda esta energía de algo que vi o escuché que necesita ser mejorado. Es fotografía, pero se ha convertido en ambientalismo y humanitarismo también.
¿Qué ríos desea seguir documentando?
A pesar de que es mi trabajo artístico, quiero dar más. Tengo mapas con mis propias coordenadas y tomo mi GPS para seguir los ríos. No existe ningún documento que muestre la naturaleza cambiante de un río. Quiero continuar fotografiando el Rio Ozama, que es donde la parte oriental de Santo Domingo recibe sus fuentes de agua; Arti Bonito, único río de Haití que se origina en la República Dominicana; Y Yaque del Norte, Yaque del Sur y Río Mao, que son significativos para la agricultura en nuestra región. Estos ríos nacen en las montañas, y espero que la gente vea la trayectoria de cada río a través de mis imágenes.

¿Qué espíritu de la tierra quiere capturar?
De un escenario, la mayor cantidad de fotografías que tomo son tres o cuatro, y están en diferentes escalas o etapas de la vida, desde un detalle en miniatura en el suelo a la vista de águila desde arriba. Lo que quiero encarnar, puedo ver de antemano en la imagen. Es muy innato. No pretendo ser un poeta pero escribo sobre la sensación que tuve el momento en que tomé la fotografía.

¿Cómo sientes que tu actitud ha cambiado con el paso de los años conociendo estos problemas ambientales?
Soy más consciente y trato de involucrarme más. Asisto a conferencias ambientales y me invitan a hablar. Ahora cuando estoy junto a un árbol es diferente que antes. Tengo respeto por los años que el árbol ha estado allí. Puedo entender mejor. Es triste que no aprendamos esto a una temprana edad, escuchar a la naturaleza.
¿Qué proyectos prevé para el futuro?
Quiero documentar a las mujeres dominicanas. Comencé a prestar atención a las mujeres de Villa Francisca y lo feliz que se ven. Los autobuses de todo el país se detienen en este sector. Son nuestros vecinos, pero es otra vida. Están perdidos en medio de la ciudad. No tienen mucho, y despiertan en la mañana sin saber si habrá agua. A menudo las mujeres tienen tres trabajos y son las únicas proveedores para sus hijos, pero nunca se olvidan de sí mismas. Hacen sus extensiones de cabello en la calle, usan maquillaje, y tratan de usar una blusa nueva. Comencé un proyecto para demostrar lo interesante que son, lo resiliente. Son increíbles, y no están llorando.

Con su trabajo, ¿qué público desea alcanzar?
Con miras a una exposición en un futuro, quiero transmitir el mensaje a aquellos que pueden hacer la diferencia. Quiero llegar a la gente que vive en las montañas. En uno de mis viajes, hablé con una mujer de 40 años de edad que no ha tenido educación y camina dos horas para llevar a sus hijos a la escuela. Ella arroja toda su basura a la parte posterior de su casa que cae al río; ella no es consciente de lo que está haciendo. Debe ser concientizada del impacto de la contaminación y, además, de las malas prácticas de desechos químicos tóxicos y la deforestación. Ella es testigo y, en estos días con tecnología, puede informar sobre las injusticias. No solo se trata de cerrar la llave del agua cuando te cepillas los dientes, es la responsabilidad social que todos tenemos que asegurar que nuestros ríos no se destruyan en sus orígenes.
* Fotografía Miriam Calzada